jueves, 22 de octubre de 2009

Si es natural es bueno, o no....

El Ministerio de Sanidad español acaba de presentar los resultados del Informe sobre el cannabis. Los datos son más que preocupantes. Unos 40.000 jóvenes tienen serios problemas en sus estudios debido al consumo de porros. Se diga lo que se diga, centenares de médicos y científicos de todo el mundo han demostrado que los efectos de esta sustancia, a corto y a largo plazo, son muy perjudiciales para el cerebro. Es más, en muchas ocasiones, el consumo de cannabis es el responsable de activar ciertas enfermedades como la psicosis o, incluso, la esquizofrenia. Lamentablemente vivimos en una sociedad tan mecanizada e industrializada que tergiversa enormemente la información en base a la sabiduría popular. No es nada raro escuchar afirmaciones del tipo "un porrito siempre relaja" o "como va a ser malo, si es natural!". La percepción de que todo aquello que es natural es bueno y no pude hacernos daño está demasiado arraigada en las estructuras sociales modernas. Nadie se comerá un exquisito plato de la variedad setas Amanita phalloides , puesto que sabemos que son mortalmente nocivas para el ser humano. Las setas son de lo más natural que hay en nuestros bosques. Crecen debajo del tronco gracias a la humedad que dejan las lluvias. Y es que como ya nos advirtió Séneca "la armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias". Saquen conclusiones.

jueves, 8 de octubre de 2009

Razonablemente


"Hay momentos en la vida en el que un hombre razonable debe admitir que ha cometido un error terrible... lo cierto es que yo nunca fui un hombre razonable"

Big Fish

miércoles, 7 de octubre de 2009

El año 2000

Cuando era yo pequeño siempre me contaban que en el año 2.000 todo cambiaría. Iríamos de vacaciones a la luna, los robots limpiarían y no harían la comida, los coches serían ultra rápidos y se desplazarían sin tocar el suelo y vamos, que todo sería mágico y virtual. Llegó el cambio de milenio y, a pesar de los notables cambios tecnológicos que se han experimentado, como la popularización de Internet, el uso de teléfonos móviles con los que puedes hacer fotos y grabar vídeos o la nueva era digital, nada de lo que me contaron se ha cumplido exactamente. No puedo estar decepcionado, pero la verdad es que el mundo sigue siendo cruel, la miseria y el hambre siguen azotando el llamado tercer mundo y la destrucción del planeta es cada vez más evidente. Ni tan siquiera se cumplió el temido Efecto 2.000, aquel caos que tenía que imperar en todo el mundo porque los ordenadores serían incapaces de asimilar el cambio de la primera cifra del año. Una farsa que tuvo a medio mundo en alerta hasta que evidentemente, se probó que nada pasaba después de las doce de la noche de aquel 31 de diciembre de 1999. La primera década del nuevo milenio está apunto de terminar sin que el mundo haya cambiado las estructuras que lo sujetan. El poder sigue en manos de los de siempre, los conflictos de siempre siguen provocando guerras sanguinarias, los pobres siguen siendo muy pobres y los ricos ganan cada vez más dinero. Quizás debamos esperar al año 3.000.

sábado, 3 de octubre de 2009

La lechera y su "corazonada"

Dice la fábula que había una vez una lechera que iba de camino al pueblo con un cántaro de leche para vender en el mercado. Andando por el camino la joven se puso a imaginar qué haría con el dinero que obtendría de la venta de la leche. Pensó que con el dinero que le darían en el mercado unos huevos se podría comprar para sacar con ellos cien pollos que, después de venderlos, le darían dinero suficiente para comprar unos cochinos. Imaginó finalmente la lechera que, gracias al cántaro de leche, llegaría a tener una bonita granja en la que vivir. De tanto imaginar la joven no prestó atención a las piedras que en el camino había, de modo que de repente tropezó. En un instante todos sus sueños se desvanecieron y la pobre lechera a su casa tuvo que regresar sin leche y sin dinero.

Al igual que la joven lechera, los responsables de la candidatura olímpica Madrid 2016 tuvieron la mala idea de agarrarse a un sueño y creérselo sin ser conscientes de cual era la realidad. Con el "tengo una corazonada" como eslogan, recuperaron esa prepotencia tan característica en nuestro país. Recordar solo aquellos mundiales de fútbol en los que la selección nunca pasó de cuartos de final, aunque toda la maquinaria de los medios de comunicación daban por hecho que no había rival con entidad suficiente para vencer a "la roja". Quizás sea por aquel glorioso pasado colonial que con tanto orgullo se cuenta en los libros de historia o simplemente esa insistencia en querer emular al célebre Don Quijote de la Mancha, que con enorme valentía desafió a los viejos molinos de los campos castellanos. Los juegos olímpicos de 2016 se fueron a la brasileña Río de Janeiro, en una decisión bastante lógica y previsible si tenemos en cuenta que nunca se habían celebrado en América del Sur.

Cabizbajos y enojados por la decisión del comité olímpico, los representantes de la candidatura abandonaron Copenhague y volvieron a Madrid. Sus corazones dejaron de latir de golpe aunque, eso si, advirtiendo que había sido un error conceder los juegos a Río. Síntomas evidentes de males perdedores para una delegación que se dejó en esa candidatura nada más ni nada menos que 37'8 millones de euros. Un dinero que bien se podría haber invertido en ayudar a remontar la economía del país. Un dinero que al igual que la leche del cántaro de la chica de la fábula se derramó por el suelo evaporándose para siempre.