domingo, 19 de septiembre de 2010

Hasta siempre Labordeta

Pocas palabras se pueden decir ante la magnitud de un personaje como es, y seguirá siendo José Antonio Labordeta. Un polifacético individuo que nunca dejó de sorprender por su calidad humana, su coherencia ideológica y sus canciones llenas de vitalidad, justicia y puñetazos sobre la mesa. Nos dejó «el abuelo» de Aragón, a los 75 años. Se fue con su espíritu salvaje, con su amor por la naturaleza, que tan bien mostró con aquellos magníficos documentales de «Un país en la mochila». Se marchó en un viaje sin retorno por aquellos paraísos naturales que tanto amaba, con aquellas pautas de conciencia social que no dejaron títere con cabeza, con aquel genio propio del único político capaz de ser autentico, sin fingir, sin caer en el narcisismo más repugnante. Un hombre que entendió la política como lo que es, la lucha por un mundo mejor, los ideales de justicia, la libertad del individuo por encima de cualquier bien material y, lo que muchos deberían anotar, la necesidad de progresar juntos como sociedad, con el derecho a vivir dignamente sin fisuras. Labordeta se marchó sin hacer ruido, sin llamar la atención, sin alterar la vida de nadie. Se fue por sorpresa, en medio de un mundo que, lamentablemente, poco se parece a lo que él siempre defendió. Nunca fue un ídolo, nunca vendió camisetas, nunca quiso ser el abanderado de ese falso socialismo de panfleto que muchos defienden a capa y espada. Un tipo humilde, campechano, inteligente y que sin duda, ya forma parte de la historia. Seguiremos con un canto a la libertad, hasta que esta palabra cobre el sentido del que actualmente no goza. «A la mierda» con las guerras y las injusticias. Hasta siempre Labordeta.

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