martes, 13 de diciembre de 2011

Luces por trabajo

El trabajo antes que las luces navideñas.
El consistorio del municipio de Dúrcal, situado en la provincia de Granada, ha tomado una de esas iniciativas que alumbran, en cierto modo, la esperanza de que aún quedan políticos honestos que se preocupan realmente por los ciudadanos. Y es que el señor alcalde de dicha localidad, el popular José Manuel Pazo, ha decidido sacrificar los 20.000 euros que iban destinados a las tradicionales luces de navidad, para destinarlos a una bolsa que dará trabajo, por unos quince días y llevando a cabo tareas de mejora de los espacios públicos, a algunos de los 800 parados que registra este municipio de poco más de 7.000 habitantes. Y por si no fuera poco, el mismo alcalde ha donado su sueldo y el 30 % de los de sus concejales con el fin de que las familias con menos recursos obtengan unos pequeños ingresos que les permitan, en la justa medida, pasar unas navidades más alegres. Tal medida no solucionará el problema del paro y la crueldad con la que se está cebando entre las familias, pero por lo menos nos muestra que hay otras formas de cambiar la situación, de ayudar a los más necesitados y de invertir en los seres humanos en vez de recortar gastos sociales y financiar a los bancos.

Lo de las luces de navidad es uno de esos temas candentes que en esos tiempos de crisis vuelven a ser polémicos. Por un lado a todo el mundo le gusta que sus calles estén alumbradas con esas luces alegres que acompañan los villancicos de las grandes superficies comerciales. Por un lado nos dicen que alumbrar las ciudades y pueblos es una inversión. Sin esas luces los ciudadanos no compran todo lo que deberían comprar (ya se sabe que la navidad moderna se basa en el consumo excesivo en vez de repartir amor, sonrisas y hacer buenas obras). Por otro lado, hace falta tener en cuenta que si la gente no compra será que tampoco hay dinero, e incitar a gastar a quien vive con lo justo es casi casi, una falta de humanidad repugnante. Tal vez el caso de Dúrcal, deba ser un ejemplo de que no es necesario recortar vidas para superar esta crisis, cuyos culpables siguen viviendo como marqueses sin ninguna clase de escrúpulo. Seamos sinceros, menos luces en la calle y más iluminación mental.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Bicicletas en la ciudad

Símbolo moderno del ecologismo cosmopolita, la bicicleta es, seguramente, uno de los vehículos más apropiados para descubrir una ciudad. Este vehículo de propulsión humana, inventado hace ya muchos años por un señor alemán, es al mismo tiempo, un icono para las ciudades que presumen de ser avanzadas y saludables. Las vías verdes, las calles cortadas a los siempre ruidosos y contaminantes coches, constituyen un paisaje urbanístico que siempre tiende a ser agradable para los ojos del visitante, o de los mismos ciudadanos. Desplazarse en bicicleta debería ser casi una obligación para todos aquellos que podamos hacerlo.


lunes, 10 de octubre de 2011

El timo legal del 905

Hace relativamente poco tiempo me llegó a casa una factura de ONO. No le presté atención, puesto que di por hecho que me cobrarían la cantidad estipulada por el contrato que en su día firmé con dicha compañía para tener Internet y tele´fono (con llamadas nacionales). Al cabo de pocas semanas, empecé a recibir llamadas de un teléfono desconocido, con prefijo 96 (el correspondiente a Valencia). No acostumbro a coger estas llamadas, dado que doy por sentado que son compañías telefónicas que intentan venderte humo ofreciéndote el oro y el moro. No obstante, las llamadas empezaron a intensificarse, todos los días 3 o 4 veces al día me llamaban al móvil desde ese número. Al final, decidí cogerlo con el objetivo de decir aquello de "no, no me interesa, gracias". Sin embargo me encontré con una sorprendente noticia. Me llamaban del Departamento de Cobro de ONO para informarme que tenía una deuda pendiente de pago que ascendía a 198 euros. Ante tal situación no dudé en preguntar cual era el origen de tan sorprendente factura, dado que no me constaba que nadie en mi piso, éramos tres, hubiera podido gastar tanto. La respuesta de la telefonista, una chica con pocas luces que no dejaba de explicarme las formas de pago con las que podía solucionar dicha "incidencia", fue que en la madrugada del 23 de julio se habían realizado una serie de llamadas al teléfono 905 50 50 50. Sorpresa! Me contaba, y así lo comprobé, que en la noche del sábado 23 de julio no había nadie en mi piso.  Andábamos todos fuera de Barcelona disfrutando alegremente de nuestras merecidas vacaciones. Intenté, sin éxito alguno, dialogar con la telefonista, que en todo momento me habló como un robot, tratándome de mentiroso y utilizando siempre las mismas frases, referentes siempre a cómo podía realizar el pago de la factura pendiente.

Así las cosas, ha pasado ya más de un mes, y por traslado me di de baja como usuario de esta compañía. El caso es que el departamento de cobro ha seguido molestándome día tras día y, bajo ningún concepto, se han molestado en escucharme ni pasarme con el departamento de reclamaciones. Curioso, pero tengo la sensación que su táctica pasa por agotar al cliente y que este termine pagando para no seguir recibiendo más llamadas. Después de investigar un poco supe que el 905 50 50 50 es un número de "tarificación adicional", es decir, el conocido timo del 905, y más en concreto el número del "espacio" Premios por un tubo!, que se ve que se emite en La Sexta y Marca Tv. La empresa que "presta" esos servicios se llama Mediageneris (que por lo que he podido ver, pertenece al grupo Canal Català) No he podido entender aún como en la madrugada del 23 de julio se realizaron esta serie de "llamadas fantasma" (más de un centenar de llamadas que se efectuaron entre las 2'30 y las 4'40, muchas de ellas con apenas unos segundos de diferencia), y desconozco aún si la culpa es de ONO o bien de la empresa propietaria del número. He tenido que denunciar los hechos ante la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones (Setsi), organismo perteneciente al Ministerio de Industria de España, aunque las señoritas del departamento de cobro de ONO siguen con la obsesión de llamarme todos los días para informarme de como puedo pagar la cantidad adeudada. Es más, un día se me ocurrió discutir con una de esas señoritas, y todo lo que supo decirme, después de contarle los hechos de principio a fin, es que cualquier otra compañía me cobraría también esas llamadas. (Sorpresa!).

 No comprendo porqué se persigue a los que practican timos tan conocidos como el de la estampita mientras se permite que esas empresas roben sin más, de forma totalmente legal, tanto al ingenuo usuario que llama porque cree que ganará 3.000 euros por adivinar una estúpida palabra, como al usuario de compañías como ONO que sin ni tan siquiera estar presentes en su casa, se le facturan una cantidad de llamadas absurdas y totalmente falsas. Tampoco entiendo como la compañía telefónica, ONO en mi caso, permite que le pinchen las líneas y que se cometan atracos a mano armada. Bien, si, lo entiendo perfectamente, toda esta situación me hace pensar sin dudarlo que ambas compañías (ONO y Mediageneris, en mi caso), están más que asociadas para robar al usuario. De otro modo, no se entiende. Una recomendación: en primer lugar, bloquea las llamadas a los números de tarificación adicional. en segundo lugar, si tienes previsto contratar ONO, yo que tu, lo pensaría dos veces.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cambiar el presente

«A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas». La certera frase que dejó escrita el autor francés Marcel Proust debería, tal vez, ser asumida por los gobiernos de todo el mundo. La economía capitalista, un sistema de organización creado, fabricado e manipulado por el propio hombre ha fracasado. No estamos hablando de un desastre natural, ni de un problema cuya solución deba acarrear consecuencias catastróficas. Simplemente estamos hablando de un sistema que se ha demostrado incapaz de mantener un equilibrio justo para que todos los habitantes del planeta dispongan de unos derechos elementales y de una vida digna. Es obvio, está claro. Cuando un edificio se construyó mal, hay que derribarlo, o al menos, reformular sus estructuras. El presente es un desastre. ¿Porqué no modificar el sistema actual reparando los daños estructurales del edificio?

miércoles, 13 de julio de 2011

Cambio de rumbo?

Caminando por la calle del olvido nos olvidamos pensar en el futuro. Olvidar es la palabra para hoy, aunque la pregunta sería, ¿como hacerlo? Deduzco que nadie me dará respuestas gratificantes. A pesar de eso, quiero olvidar para recordar cosas mejores que las vividas en las últimas semanas, para recordar, en un futuro, mejores resultados. Para no decir aquello de: "cualquier tiempo pasado fue mejor....". Una pausa para cambiar el rumbo.

martes, 12 de abril de 2011

Bar o Fumadero

Tras la entrada en vigor de la ley del tabaco, por la cual se impide fumar en todos los bares y restaurantes de España, entre otros sitios muchos han sido los hosteleros que han mostrado su rechazo más enérgico. Achacan las quejas a la disminución del número de clientes en sus negocios tras la prohibición de fumar. Muchos han optado por potenciar sus terrazas, en las que si está permitido fumar por estar al aire libre, poniendo calentadores o pequeñas carpas que minimicen la sensación de frío los que deseen fumar tomando algo. Bien, es evidente que asociar el placer de un café o una cerveza al cigarro que uno se puede fumar, es del todo natural. Ya sea porque esas bebidas incitan al cuerpo a pedir nicotina o, tal vez, por esas imágenes que a lo largo de años se nos ha ido mostrando, en películas o series, alimentando la sensación del bienestar placentero que nos puede producir dicha combinación, todo fumador que se precie sabrá lo que representa tomar una cerveza sin ese compañero llamado cigarro. Aún así, me parece un tanto absurdo que se diga que la prohibición de fumar ha hecho bajar el número de clientes. ¿Estoy yo equivocado y los bares son sitios en los que la gente va solo a fumar?

jueves, 17 de marzo de 2011

La depresión de Japón

La frustración es un niño en «La Maldición»
La sociedad japonesa siempre ha mostrado un carácter que se encuentra por encima de los sentimientos, de la amabilidad y los lazos entre individuos. No hay que buscar mucho. Solo viendo cualquier filme de terror japonés, uno adivina enseguida que la trama no es más que una metáfora de la realidad. Individuos que andan tristes y hundidos en su propia soledad. Fantasmas o espíritus que no representan otra cosa que esa amarga frustración que persigue a los nipones desde que nacen hasta que mueren. Presión, individualismo, egoísmo y materialismo son elementos que forman parte del día a día en esta sociedad que, ante cualquier desastre, muestra una sorprendente entereza y orgullo patriótico con el fin de volver a empezar. Tal vez, deberíamos de valorar dicha actitud como una virtud. Sin embargo, el ser humano, sea de dónde sea, tenga la cultura que tenga... necesita expresarse. Necesita sonreír, llorar, lamentarse y expresar emociones tanto o más que el mero hecho de respirar oxígeno puro. De lo contrario, la frustración y la desesperación pueden terminar por convertirse en un monstruo que devora sin compasión al individuo y, por consiguiente, todos aquellos que se encuentren a su lado. Ese es precisamente el gran hilo argumental de los filmes de terror japonés, cuyas adaptaciones «made in Hollywood» carecen de sentido. Un filme como «La Maldición» (Takashi Shimizu, 2002) sería el mejor ejemplo.

El desastre que vive el país nipón nos ha descubierto muchos aspectos que quizás nos habían pasado por alto antes. Las imágenes nos muestran a las víctimas del tsunami asumiendo sin rechistar el nuevo escenario de su país. Una imagen que bien podría asemejarse más a una de esas películas apocalípticas que no a un país moderno y que, se suponía, era uno de los grandes motores económicos del mundo. Nadie sabe como terminará la catástrofe de las centrales nucleares, ni tampoco hasta cuando las aguas volverán a su cauce. Hay tristeza, hay depresión, hay preocupación porque el futuro es ahora más incierto que antes del terremoto. Quizás la reconstrucción del país será rápida, porque así lo marcan los roles de la sociedad japonesa. Porque es un país que, sin duda, pone por delante de los sentimientos y las vidas humanas, su orgullo material. Pero hay muchos que ya empiezan a preguntarse cuantos suicidios costará dicha reconstrucción. Y no para menos, cabe recordar que Japón es el segundo país con mayor índice de suicidios del mundo. 

sábado, 19 de febrero de 2011

Mis malditos sueños

Discurren los días sin que nada se mueva. El cartero sigue repartiendo aquellos sobres cargados de una invisible e inocua frustración. El lector prefiere las imágenes más atroces y simples, antes que prestar atención a las mil palabras que en tiempos pasados alguien tuvo la honradez de escribir. Si es que en algún lejano punto de la historia el equilibrio trajo la paz al mundo, ahora tan solo hay palabras que, al igual que pequeñas e insignificantes gotas de lluvia, intentan juntarse para despertar a golpe de realidad extrema, aquellos ingenuos soñadores que siguen perdidos en sus propios delirios de utopía. Enaltecemos las dudas del saber situándolas en contextos de lujuria campestre. No hay yoga, ni ejercicio de relajación, ni tan siquiera noche de sexo silenciosamente salvaje que sirva. Los orgasmos fraccionados que recorren los horizontes de aquel bello paisaje, no consiguen alejarme del bochornoso dibujo abstracto que me persigue cada noche, en mis malditos sueños.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Caminando hacia el horizonte

Acudía cada mañana a pasear por aquella playa desierta y perdida. Algo me decía que era el sitio en el que debía estar. Tal vez era mi refugio imaginario, tal vez era el único sitio en el que me podía sentir libre del todo. Todas las mañanas me pasaba horas y más horas mirando como las olas penetraban con fuerza llevándose grano de decepción. Avistaba barcos que sin ser náufragos, navegaban entre aguas turbias y se perdían en su insensata obsesión por mantenerse a flote. Todas las mañanas veía salir el sol, como si de un títere se tratara. Aparecía poco a poco dejándome entrever aquel fabuloso horizonte que se asemejaba a un esplendoroso escenario en el que cualquier espectáculo era posible. ¿Magia? Algunas gaviotas se subían al improvisado escenario para deleitarme con sus bailes. El viento improvisaba una dulce banda sonoro que marcaba solemnemente los pasos alborotados de mis pensamientos. Tristeza, alegría, compasión, preocupación, pasión... mi mente elucubraba imágenes dispares. Pequeñas diapositivas que dibujaban todo aquello que había vivido a lo largo de los años. Miraba al horizonte, pensando que había sitios a los que por mucho que me esforzara, jamás llegaría. Los deseos más abstractos que jamás podrán hacerse realidad. Y no es por caer en el pesimismo. La razón es tan simple como el hecho de entender que el horizonte es un punto inalcanzable. Tal vez, porque en realidad la magia está en el camino más que en el destino. ¡Qué desfachatez!

sábado, 29 de enero de 2011

De las cañitas al afterwork

Salir del trabajo y tomarse una cañitas con los compañeros, con los amigos. Una práctica que se lleva haciendo desde hace años y más años resulta que ahora tiene un nombre en inglés y parece una gran innovación. Si señores, el llamado After Work (Después del trabajo) es el "nuevo" concepto que parece estar de moda. La diferencia? Bueno, claro está que tomarse unas cañitas en el bar de Marisol carece de ese glamour moderno que tanto se predica hoy en día en las grandes urbes por lo que algunos han decidido establecer la tradición como si de un nuevo concepto se tratara.

El bar de Marisol era el sitio ideal para despejarnos. Nos ofrecía esa calidez necesaria para hacer un poco de vida social y olvidarse del estrés y la rutina que el trabajo nos impone. Las conversaciones podían ir desde el fútbol, a las mujeres, al indeseable jefe que putea a sus empleados o, acerca de los planes futuros. Vamos, lo que son los clásicos temas sociales de la calle. En la forma de vestir, uno podía ir como le daba la gana, en pijama si así lo creía oportuno. No faltaban esos puritos que siempre nutren de satisfacción y unen a los compañeros de curro.

El otro día tuve el placer de acudir a uno de los afterworks más modernos de Barcelona y quedé un tanto sorprendido. Un sitio que, tal vez, poco tiene que ver con la naturalidad del bar de Marisol. Con una cuidada decoración de esa a la que ahora llaman "minimalista", (en un lenguaje más elitista lo definiríamos como "aquella corriente estética derivada de la reacción al pop art que reduce al máximo los elementos propios del arte, los volúmenes y formas en escultura"). La música; electrónica minimalista, como es debido. El vestir; elegancia.. ejecutivos y ejecutivas, gente que desprende pocas más inquietudes que no sean el trabajo y el placer prefabricado. Las bebidas; cócteles de categoría, canapés minimalistas y cerveza rubia en unos vasos exclusivos. La espontaneidad? Nula o casi invisible.

Cultura de masas reducida a la sensación de ser alguien con clase. Los conceptos de "club" y "VIP" abundan sin aportar contenido alguno. Está claro que solo falta crear el ambiente idóneo para que la gente se sienta exclusiva, moderna, glamurosa y... por consiguiente, pague más. En el bar de Marisol, la caña con tapa sigue costando menos de 1'50 euros. Lo que es la fachada! Pero no me tachen de tradicional, mi crítica es más bien global. Algunos afterworks tienen ese plus que les distingue como una propuesta realmente innovadora.

miércoles, 19 de enero de 2011

La tormenta roja

Rayos de ilusión, truenos de esperanza y unas dulces gotas de imaginación abstracta. Aquellas nubes rojizas parecían acercarse lentamente y sin prisas hacia nuestros destinos. El murmuro de la gente se notaba en el ambiente. Una sensación de incertidumbre les invadía sin remedio. Y es que hacía años que no se veía un fenómeno como aquel. La mala suerte, el olvido y tal vez la inusual tristeza que el viento acostumbraba a transportar todos los días habían sembrado de semillas negras todo el poblado a lo largo de siglos y siglos. ¿Quien puede olvidar la melancolía de una noche como aquella? Bebiendo bohemia y fábulas envidiables los infelices habitantes de aquel lugar esperaban que llegara la tormenta perfecta. Llegó, aunque tardó más de lo previsto. Gemidos abstractos se mezclaron con la idiosincrasia de la felicidad más absurda. Llovió sin pausa y las flores volvieron a nacer. Un espectáculo que, seguramente, jamás volveré a presenciar. Una tormenta roja de pasión que hizo nacer, al fin, un campo de belleza invisible en el que todos los temores se convirtieron en orgasmos naturales.

lunes, 17 de enero de 2011

Colarse en el metro (exactamente)

Un deporte que se lleva años practicando. Un deporte de riesgo. Una aventura que nunca sabes como terminará. Si, efectivamente, saltar los accesos al metro. Hay muchas maneras de colarse. Por ejemplo, pegarse detrás del primer pardillo que veas que pone su billete para abrir el acceso, acceder mediante las puertas de salida (siempre y cuando no sean mecánicas), o directamente saltar el acceso como si de una prueba de obstáculos se tratara. El caso es que en Barcelona han decidido castigar con dureza a quienes se cuelen el metro. Eso si, lo han hecho con una advertencia que parece más una broma que no un aviso serio. Y es que resulta a quien tenga la osadía de colarse en el metro por la patilla deberá pagar "exactamente entre 50 y 600 euros". Así como lo leen. Una advertencia tan chistosa como aquella que predica que está totalmente prohibido bajar a la zona de vías... algo bastante razonable si tenemos en cuenta que cada tres minutos pasa un tren. Eso si, asuntos tan increíbles no pasan desapercibidos en Facebook, dónde a esa advertencia de no bajar a la vías ya tiene su grupo de fans. La razón de la sinrazón.