jueves, 9 de diciembre de 2010

La melodía liberada

Aquella harmoniosa melodía consiguió un día escapar de aquella infame  trompeta que la tenía prisionera. Fueron demasiadas largas noches las  que tuvo que compartir el viento con unos ruidos que, extrañamente,  despertaban los aplausos de los que los oyentes. Un descuido, o tal vez  una oportunidad que el destino le brindó, la hicieron salir y descubrir  como todos aquellos rostros presentes en una pequeña sala llena de  humo, sonreían al verla pasear. Habían sido demasiadas horas, quizás días o años, sin poder volar libremente. Al fin pudo conocer a sus almas  gemelas. Una maravillosa melodía que salía de una guitarra se acercó y  la besó. Ella respondió con una sonrisa cargada de complicidad y al  instante se cogieron de la mano para seguir volando por aquel escenario  tan lleno de luces. Al cabo de poco se les unieron una grupo de pequeños  sonidos que, aunque individualmente no eran perceptibles, juntos  conseguían fabricar un poderoso ritmo que resonaba más fuerte que nadie, instaurando un orden anarquista y metafísico que seducía con sus  movimientos e imponía doctrinas de magia libertaria sin necesidad de dictar leyes opresoras. Se fueron juntando más y más compañías. Cada una  aportaba una gota de perfección, una realidad distinta. Todas juntas  conformaban un mismo mundo, sin distinciones, sin prejuicios.

El  erotismo sonoro, las rimas vertiginosamente dulces, las ganas de  descubrir más sobre cada uno de los componentes que se habían juntado  así como esa excitante compenetración que les garantizaba la pasión  ilimitada, hicieron que el grupo decidiera discurrir por aquella sala.  Se multiplicaron, aunque sin dividirse, hasta introducirse en cada una de las ventanas de los sentidos que los allí presenten se olvidaron de cerrar extasiados por el sonido mágico y allí se quedaron. Por siempre jamás resonaron en lo más profundo de cada una de las mentes. Todos los días influyeron en el estado de ánimo de las personas que se atrevieron a dejarlas entrar. Despertaron sonrisas, lágrimas y emociones ocultas. Ayudaron a echar a la basura lo peor de cada uno y sacar lo más auténticamente verdadero.

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