viernes, 7 de diciembre de 2007

PJ. Harvey se reinventa una vez más

Si algo queda clara al escuchar a Polly Jean Harvey, es la diferencia notable en cada uno de sus álbumes. La innovación, una característica que brilla por su ausencia en el mundo de la música actual, es uno de los atributos con el que mejor trabaja la cantante británica. Así, con un sello propio pero que busca siempre nuevos caminos, Pj. Harvey se reinventa una vez más con White Chalk, su séptimo trabajo de estudio, con lo que se adentra en la amargura de los sentimientos, el dramatismo utópico sin embargo, por encima de todo, en el conjunto de emociones que buscan un sitio donde descansar.

Seguramente muchos hablarán una vez más de "madurez", un concepto que musicalmente no tiene gran significado pero que está de moda y siempre se atribuye a cualquier novedad discográfica. De todas maneras, éste no es el caso. PJ Harveysorprende siempre con la crudeza y la contundencia que desprenden sus letras, auténticos gozos|joyas para guardar entre los mayores tesoros. Que nadie pretenda encontrar temazos a lo single pegajoso, White Chalk es uno de aquellos discos que se aprecian por el conjunto de piezas que lo componen y no por cuatro canciones de fácil melodía. Un disco excelente, a pesar de no ser redondo.

Quizás algunos añorarán álbumes como Rid Of Me o el laureado Stories From the CityStories from the Sea. Este trabajo no cautiva con guitarras distorsionadas ni melodías llenas de crudeza visceral. Pj Harvey, simplemente, enamora y su música absorbe a todo aquel que se precie de saber escucharla. White Chalk es arte en esencia.

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