martes, 6 de enero de 2009

El odio genera odio en Gaza

De "Territorio Vergara". Diario Público . 4/01/09

Se podrá decir que el mundo musulmán no es precisamente el paradigma de la democracia. Se podrá criticar que muchos musulmanes no respetan a la mujer, que no entienden de libertades, que no aprecian los placeres de ser uno mismo, que desprecian cualquier síntoma de despertar de un largo letargo anclado en el pasado más tradicional y conservador... Se podrían decir muchas cosas, pero ninguna de ellas podría justificar las acciones de un pueblo que, bajo el escudo de un pasado oscuro lleno de violencia al que intentaron exterminar, se burla de la libertad y la democracia para matar y liquidar aquello que nunca fue suyo.

Si señores, odio hablar del conflicto palestino. Me harta escuchar siempre las mismas historias, los mismos argumentos, las mismas reivindicaciones a favor de Palestina. Detesto este énfasis con el que algunos pretenden igualar tal conflicto con el de los catalanes o los vascos (craso y estúpido error). Siempre he querido mantenerme cercano al margen, intentando no caer en las contradicciones de ciertos nacionalistas empedernidos que, a falta de una justificación para sus ideales, buscan reflejar su inexistente conflicto a otros que nada tienen que ver.

El caso es que otra vez, Israel ha vuelto a las andadas. A matar indiscriminadamente, a destruir un pueblo, a nublar las esperanzas de paz y, en resumen, a amargar la existencia de sus vecinos. Es obvio, y nada nuevo, que los grupos terroristas palestinos no son precisamente unos santos barones, sin embargo es totalmente injustificable que se ataque de tal manera a un pueblo débil, asediado por la pobreza como es Palestina por el mero hecho de que cuatro individuos se aprovechen de la incertidumbre y la depresión de la juventud, para alzar una guerra santa contra el mundo. Sería lógico que el ejército español y francés decidieran bombardear Bilbao para terminar con ETA?.

Pero si existe algo más repugnante, es que los que lanzan y empuñan las armas de la destrucción (bien servidas por los Estados Unidos mediante las altas esferas del sionismo empresarial) se crean con el derecho de matar, recordando que ellos fueron víctimas de un holocausto. No se puede seguir negando que Israel está haciendo a día de hoy un genocidio que se salta todo derecho humano establecido. Como ya sucedió en Líbano (verano de 2006), se siguen unos esquemas que conducen y generan odio, matando y aniquilando a quienes menos tiene. Y es que por algo será que no se quiere que los medios de comunicación muestren lo que está pasando.

Sin caer en alarmismos, pero el odio genera odio, y tarde o temprano, Israel lo puede pagar, y muy caro.

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