jueves, 26 de febrero de 2009

Tabaco y Facebook

Supongo que pocas personas sabrían entender cual es la similitud entre un cigarro y una cuenta de Facebook. A simple vista no existe, pero si valoramos el tabaco como un mecanismo de socialización, la comparación cobra cierto sentido. Los fumadores siempre han compartido mucho más que un cigarro. En el trabajo, cuando hay un descanso, es fácil encontrar al grupo de adictos al tabaco que reunidos en un circulo vicioso sacian sus ansias de nicotina. Históricamente, la implantación del hábito de fumar en la sociedad occidental fue desarrollando nuevos esquemas que, como reclamo publicitario, convertían el fumar en un acto de madurez, apertura social y cierta independencia. Claro está que al principio a nadie se le ocurría hablar de las nefastas consecuencias que podía tener el hecho de inhalar el humo del cigarro. Fumar, sigue hoy en día, siendo un hábito perfecto para establecer relaciones sociales. Pedir fuego es una forma de entrar a una persona, uno puede ligar y seducir por el simple acto de fumar. Ofrecer un cigarro o compartir el momento siempre crea lazos y conversaciones que pueden cristalizar en amistad, sexo, amor o incluso ofertas de trabajo. Desgraciadamente fumar no es precisamente algo saludable y, por supuesto, hay que cambiar la falsa percepción de libertad que se ha establecido en la opinión pública.

Las redes sociales permiten también fortalecer lazos de amistad, conquistar individuos del sexo opuesto, trabajar en red y conocer maravillosas personas a las que amar. Efectivamente, como herramientas de comunicación que son, constituyen un verdadero instrumento con el que mantener el contacto con la sociedad, aunque sea sentado en una silla y delante de una pantalla de ordenador. Facebook, sin más, permite encontrar y retomar viejas amistades que uno ya creía olvidadas. Facilita el conocimiento entre personas, seduce a las empresas que buscan nuevos mercados y permite sentirse integrado en una nueva sociedad libre.

Es obvio que, a pesar de las similitudes, el tabaco y el Facebook también tienen enormes diferencias. Por sobre de todas pero, podemos decir que, mientras que el tabaco es perjudicial, y se haga lo que se haga, siempre lo será, Facebook es una herramienta que va cambiando y que, aunque nos puede perjudicar, dificilmente pondrá nuestras vidas en peligro. Ambos son adictivos y nos pueden incitar a consumir más y más, y quizás es aquí donde se encuentra esta similitud. El poder del engaño y la inexistencia de una información veraz y transparente sobre cuales son los efectos negativos que pueden tener son el gran problema que se nos plantea.

A todo esto, no estoy criticando el uso de las redes sociales, de las que un servidor también es usuario, pero hay que valorar y defender todos aquellos detalles que parece que se nos ocultan. Mientras, es saludable no abusar de las redes sociales y mantener ciertos aspectos de nuestra intimidad en secreto. Por lo demás, que siga avanzando la comunicación.

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