miércoles, 4 de noviembre de 2009

El poder de la música

Dijo Wayne Coyne, célebre cantante de los The Flaming Lips

"la música es asombrosa. Ofrece un cierto confort metafísico en el que te permite estar aislado y solitario a la vez que te dice que no estás solo...Realmente la única cura para la tristeza es compartirla con alguien más. Y por eso, la música, las películas, los libros, son tan importantes. Sin el arte sin la comunicación, no podríamos vivir más allá de los treinta, de lo tristes y deprimidos que estaríamos".

Quizás podría añadir, siguiendo la misma idea de Coyne, que la música es mil veces más útil que un libro de auto ayuda y, en algunas ocasiones, que un psicólogo. Esa melodía abierta, que no entiende de distinciones, canaliza toda emoción humana y la centrifuga hasta estabilizarla. El sonido de la tolerancia que permite pensar y vislumbrar una salida cuando la oscuridad nos la oculta. La música te permite bailar y disfrutar de tus alegrías, a la vez que te exige llorar para eliminar cualquier tristeza. Solo tienes que saberla manejar para escoger qué notas deseas que te acompañen. Quizás la música sea verdaderamente la única amistad que permanece para siempre, que no traiciona ni maltrata a quien la ama. Las canciones nutren nuestra comunicación de mensajes vitalistas construyendo un nuevo mundo imaginario dónde las lagrimas son muestras de alegría, dónde las reglas son ser tan libre como uno pueda, dónde el egoísta es quien más comparte. Nunca hay que dejar que la música deje de sonar.


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