miércoles, 30 de diciembre de 2009

Avatar: ecologismo de ciencia ficción

James Cameron ha vuelto por la puerta grande. Hacía ni más ni menos que doce años desde que la exitosa Titanic arrasó en todo el mundo siendo, por aquel entonces, la película más cara de la historia del cine. El nuevo trabajo nada tiene que ver con aquella romántica historia con trágico final que, al fin y al cabo, todo el mundo ya conocía. Avatar es una historia, en cierto modo recurrente, pasada por el filtro de la ciencia ficción. También es una fábula llena de metáforas y mensajes ocultos que transmite sensaciones entrecruzadas. Seguro que se acuerdan de aquellas películas protagonizada por una tribu salvaje que habitaba felizmente en la selva, hasta que un empresario despiadado decidía construir una lujosa urbanización en el paraje natural. Una historia que nada tiene de ficción en la mayor parte de los casos. Solo hay que recordar las nefastas consecuencias que el imperialismo de las poderosas multinacionales ejerció, principalmente, en África y América Latina. No importa si se destruyen los frondosos bosques, ni si se exterminan centenares de especies animales, ni si se asesina a sangre fría a un poblado entero. Todo vale para obtener los beneficios más altos posibles. Es la ley de la oferta y la demanda. Es el capitalismo en su más voraz expresión. El caso es que películas tan distintas como son Lambada y Bailando con lobos hacían hincapié en la necesidad de preservar la naturaleza, defender a los animales y presionar a los gobiernos para que terminen con las prácticas criminales de las grandes corporaciones. Avatar le da la vuelta a la tortilla.

En un mundo futurista, en el que la humanidad ha agotado ya los recursos naturales de la tierra, una compañía explota las minas de un planeta, curiosamente, llamado Pandora. Debido a las duras condiciones con las que los obreros se encuentran para realizar su trabajo, un grupo de mercenarios fuertemente armados se responsabiliza de la seguridad. Y es que los invasores terrestres no están solos en el planeta. Los nativos, a los que se les llama Na'vi, son un pueblo que convive en una casi perfecta armonía con la naturaleza del planeta. Ante los ojos de la sociedad moderna, los Na'vi son una sociedad que vive a años luz de lo que se entiende por mundo civilizado. Son en cierto modo una sociedad ancestral basada en las formas tribales, asemejándose a los indios que poblaban el continente americano antes que los colonos anglosajones les exterminaran. En la lucha por dominar a los nativos, los humanos fabrican un ser híbrido, mezclando el ADN humano con el de los Na'vi. Este es como una especie de robot que debe ser dominado por un humano y que tiene la labor de infiltrarse en el pueblo nativo e informar a los mercenarios.

Evidentemente no faltan las historias entrecruzadas clásicas en el cine contemporáneo. En buena medida, hallamos casi todas las funciones narrativas de Propp. La historia de amor, la escena de sexo y la profunda transformación del héroe principal, en este caso llamado Jake Sully. Es imprescindible que mencione los asombrosos efectos especiales, que nos muestran auténticos paraísos naturales con la vegetación más espectacular y los animales más inimaginables posibles. Brillante trabajo. También destaca la creación de un idioma especial para la película. El na'vi, una lengua creada por Paul Frommer, doctor en lingüística. A pesar de todo esto, una de las peculiaridades que más llaman la atención, es la cuidada explicación del porqué es tan importante preservar la naturaleza. En este aspecto, resulta interesante comprobar que Avatar, a diferencia de otras películas con historia similar, no es un vulgar panfleto en favor de la causa ecologista sino que se adentra en la reflexión más profunda e inteligente. Los Na'vi no rezan a unos dioses prefabricados que solo sirven para mantener el poder y justificar las barbaries, sino que respetan a un dios mucho más real y útil: la naturaleza. Asimismo, destaca el hecho de que los nativos no creen en la intervención de la divinidad, en su caso un árbol mágico, ya que la principal función de esta es mantener el equilibrio entre las fuerzas naturales. La sociedad na'vi tampoco es perfecta, sin embargo sabe mantener un equilibrio que le da la fuerza necesaria para sobrevivir.

No puedo obviar los fines comerciales del trabajo de Cameron. Es evidente que nos hallamos ante un producto para las masas con un presupuesto de 300 millones de dólares. A pesar de todo esto, debo afirmar que merece la pena puesto que el espectador que lo desee puede hallar miles de hilos argumentales dentro de la historia, reflexionando así sobre sus incontables metáforas con las que sacar vitales conclusiones. Todos queremos ser un na'vi y habitar en Pandora!

1 comentario:

  1. Bien, acabo de verla y es espectacular, conmovedora, no por el solo echo del tema ecológico, sino por la triste realidad que toca! ¿A donde vamos los humanos? ¿realmente hemos llegado a ser tan despreciables? ¿es que no hemos entendido la razón de nuestra vida y existencia? Creo que no la olvidaré por mucho tiempo...

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