En una escena como la de la música independiente, saturada de grupos con un par de temas pegajosos que terminan diluyéndose en el mar de la mediocridad, los veteranos Mando Diao aportan esa chispa que resucita la fe en el rock'n roll. Orgullosos de su trabajo, recordamos aquellas declaraciones en una entrevista dónde afirmaban sin pelos en la lengua, justo después de sacar el aclamado Ode to Ochrasy (2006): "creemos que nuestro disco es mejor que cualquiera de los Who. O de los Kinks, o Small Faces, en realidad, incluso mejor que muchos de los Rolling o los Beatles". Algunos les acusaron entonces de prepotentes y, sin lugar a dudas, puede que sus palabras no sean exactamente certeras, pero del mismo modo que se valora positivamente aquel candidato a un trabajo que muestra tanta seguridad en sus aptitudes que termina mostrando cierta chulería, el quinteto de Borlänge (Suecia) elimina todas las dudas hablando en el escenario y evidenciando que, si bien no son los mejores del mundo, tienen crédito para proclamarlo sin temor.
Llegaban a Barcelona como estrellas, en otras ciudades como Madrid y Granada telonearon a Franz Ferdinand, y no defraudaron a nadie. Con las entradas agotadas desde dos días antes, la carismática sala Apolo de la ciudad condal se llenó pronto con un público heterogéneo, con muchos estudiantes erasmus alemanes y suecos, ansioso por ver a estos suecos canallas con pinta de británicos. Puntualmente, pasados quince minutos de las ocho de la tarde, subieron al escenario Supersubmarina. El grupo de Baeza (Jaén) ejerció a la perfección su papel de telonero, sorprendiendo a muchos con sus melodías pop de guitarras contundentes y ciertos tintes de la crudeza que caracteriza al indie estatal. Un grupo que a pesar de encontrarse en el mismo barco que muchos otros, posee un distintivo invisible que promete un buen futuro. Cabe destacar que al igual que Mando Diao, los Supersubmarina también se lo creen, y esto es algo que saben plasmar en sus directos. Ellos mismos afirman que "lo que nos diferencia a esto de las demás cosas que hemos hecho juntos es que estamos obsesionados con la música". Se llevaron de Barcelona algo más que los aplausos del público por su buen hacer en el escenario y por la simpatía que en muchos despertó su cantante Josechino, consiguieron dar que hablar.
A las nueve y media de la noche, los chicos de Mando Diao aparecieron con la sala abarrotada de público. Empezaron energéticos y demostraron pronto tomarse en serio su actuación, algo que les diferencia de muchos otros grupos que evidencian arrogancia o falsedad cuando tocan. Sheepdog fue el primer tema de la noche y, como no podía ser de otra forma, el público celebró la puesta en escena de los de Borlänge con proclamas y gritos de excitación. A lo largo de la hora y media en la que estuvieron tocando, con un pequeño incidente por la mala colocación de las vallas del escenario que por suerte solo supuso una breve pausa, desgranaron los temas de su quinto álbum de estudio, Give me fire (2009) poniendo de relieve el pequeño giro estilístico que ya advirtieron en su anterior disco, Never Seen The Light of Day (2007). Acompañados por dos solistas (al más puro estilo gospel) y una trompeta, el quinteto intercaló sabiamente temas enérgicos con canciones acústicas, a medio camino de la balada. Sonaron clásicos de sus otros discos, aunque con una colección tan llena de canciones excepcionales era difícil que sonaran todas. Eso si, no faltaron piezas como The Band, Good Morning, Herr Horst (con esta sensacional intervención con la voz grave de Björn), Tv and Me, God Knows el pegajoso single de su nuevo álbum, Dance with somebody. Eso si, dejaron para el final, con una apoteósica interpretación, el Long Before Rock'n Roll que dejó a los asistentes en el Nirvana más místico y excitante.
La justa recompensa a los aplausos incesantes del público que no quería irse la dieron con la divertida Leave my fire, a ritmo de ranchera y con partes en castellano, ya sin camiseta y con las toallas en el cuello. Se despidieron en medio de una gran ovación y con Björn lanzando su toalla llena de sudor que una rubia alemana capturó y ocultó en su barriga como si de un tesoro se tratara. Un excelente directo de rock'n roll con aires setenteros, gotas de soul, aires de blues y la energía del garage más contundente. Un nuevo ejemplo de como la música favorece la erradicación de los problemas personales, conduce al individuo a un estado placentero que llena el depósito con la energía más vital. Nadie puede discutir que Mando Diao sobresalen en el panorama y que entre tanta saturación de grupos que se imitan los unos a los otros, estos suecos saben lo que se hacen y ponen sobre la mesa cualidades que otros ni tan siquiera conocen. No son mejores que los Beatles, aunque su versión de A Hard Day's Night no desmerece la original, ni superan a los Rolling, pero cuando asistes a un vendaval de rock como el ofrecido en Barcelona, las comparaciones se vuelven bastante prescindibles.
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