martes, 3 de marzo de 2009

Los documentales de La 2

Casi todo el mundo ha sido partícipe, de manera directa o indirecta, de la habitual tertulia acerca los malos contenidos que en la televisión se ofrecen. Que si la telebasura, que si el nuevo reality show de tendencias escabrosas o que si el debate sobre de la turbulenta vida sexual de aquella chica que participó en la tercera edición de Gran Hermano, son temas recurrentes con puntos de vista semejantes. Muy pocas veces los individuos reconocen ser consumidores de dichos productos audiovisuales y, con el fin de dar más peso a la postura, se utiliza el viejo argumento de "yo es que solo veo los documentales de La2". Si todos los que afirman tragarse los extensos programas, por lo general sobre al vida animal, que la segunda cadena de la televisión pública española emite en la sobremesa los vieran de verdad, la media cultural de la audiencia española se dispararía hasta límites insospechados y pronto se infestarían los documentales con pausas publicitarias interminables. Sería un desastre!

Es obvio que, por suerte o desgracia, las audiencias españolas prefieren el cotilleo y los productos de baja calidad. Hace unos años por lo menos se diferenciaba claramente la prensa rosa que hablaba de los famosos, y la prensa amarilla que trabajaba con el sensacionalismo de los sucesos más tristes y lamentables. Los primeros hablaban de personajes famosos, por ser actores, duques, toreros o parejas estables de alguno de ellos. Aún siendo criticable, tenía cierto sentido. El fenómeno, de lo que podríamos llamar reality show 2.0, infestaron la televisión de celebridades de lo más casposo, dígase carente de elegancia o buen gusto, posible. Vividores de poca monta que mostraban su machismo más reaccionario, peluqueras con operaciones de cirugía estética por todo el cuerpo o mujeres que consiguen salir en los medios participando en una lucha sin tregua para ser la que más famosos o seudofamosos se ha llevado a la cama.

El entretenimiento en sí también es necesario para sobrevivir en este estresante mundo de locos. Toda persona necesita poder descansar viendo contenidos sin valor cultural o educativo, los individuos necesitan este ocio de fácil consumo, sin tener que pensar. Una buena audiencia es la que razona y se muestra crítica con lo que le dan, sin necesidad de tener que tragar cultura a todas horas. El humor inteligente o la ficción con elegancia son quizás algunos modelos que poco a poco se han ido perdiendo en esta oscura niebla del sensacionalismo y los programas sin ninguna clase de contenido. Ante todo esto, quizás ahora si sea el momento de ver documentales de La2.

Aunque pensándolo bien, conocer la vida de los animales tiene su encanto y en el caso de aburrimiento extremo, estos documentales de natura ejercen de compañero perfecto para echar una de esas siestas relajantes que de vez en cuando nos podemos permitir.

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