
Nunca nada fue tan efímero, como lo fueron esas ideas, esos pensamientos, esas ansias de querer transgredir las fronteras invisibles, esas barreras que nos impiden pensar de otra forma. Quizás esa fue la razón por la que decidí dejar de buscar esa libertad para intentar subir la montaña, y adquirir la perspectiva adecuada, esa vista que te puede dar la energía suficiente para ser uno mismo, para dejar de querer emular a viejos héroes que fracasaron en su aventura.
No se trata de caer en el conformismo, no es cuestión de renunciar a nada, no significa eso que debamos olvidarnos de nuestras aspiraciones, sino al contrario, palpar la realidad nos hará crecer y conseguir con creces, todo aquello que nunca soñamos, todo aquello que podamos reinventar. Paralelamente, cuando descubramos qué pretendemos, podremos enderezar el camino para llegar a ser nosotros mismos. Sin colorantes, sin conservantes, solo aquello que somos. Entonces, puede que seamos libres.
Es fascinante perderse entre un bosque de palabras y frases incoherentes, y llenas de absurdos mensajes.
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